El lit como revelador social
El lit, escenario y compromiso
Experimentaciones artísticas en torno al lit
La foto-poche es una colección de libros que dedica un nuevo volumen a un tema fotográfico raramente abordado como tal: la cama. Con cerca de sesenta fotos comentadas, Clara Bouveresse, profesora en la Universidad de Évry-Val-d’Essonne, propone una «historia horizontal de la fotografía».
Desde el nacimiento hasta la muerte, pasando por la vida conyugal y el descanso diario, la cama es un accesorio principal de nuestras vidas. Si bien pertenece a la esfera privada de cada uno, la cama no escapa a las problemáticas sociales y políticas en las que nos vemos inmersos.
Si la cama ha aparecido en muchos clichés desde los inicios de la fotografía, no solo se debe a la importancia estética que puede tener, sino sobre todo porque revela mucho de sus ocupantes, como indica el libro de Foto Poche.
El mueble que está en el corazón del hogar suele fotografiarse para ilustrar mejor la realidad social. Desde la década de 1930, fotógrafos comprometidos contra la pobreza comprendieron el potencial de inmortalizar una cama, con o sin almas. Edith Tudor-Hart da un ejemplo impactante de esto en su fotografía de un barrio pobre de Londres, donde una pequeña niña sonríe en una habitación con más habitantes que camas.
En la década de 1930, fotógrafos documentan las condiciones de vida de las poblaciones rurales. La cama aparece regularmente en las 9.000 fotos tomadas por Marion Post Wolcott, una de las cuales muestra a un niño entrando a su casa a través de una gatera. Veinte años después, Dorothea Lange, que también participó en la campaña de la FSA, parece haber respetado los códigos al fotografiar a su hija a punto de dar a luz.
Si bien la fotografía mencionado anteriormente se hace para capturar condiciones sociales, el libro de Foto Poche recopila una gran cantidad de imágenes documentales que adquieren un tono etnográfico.
Además de decir mucho sobre quienes ocupan las camas, la cama a veces parece ser un verdadero lugar de compromiso, por parte del modelo y / o el fotógrafo. Las camas de hospital que atienden a los heridos de la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil española, capturados por la fotógrafa británica Olive Edis, rinden homenaje al trabajo de las enfermeras.
La serie de imágenes presentadas en el libro también muestra mujeres comprometidas en la lucha feminista, con fotografías de artistas como Claude Cahun e Imogen Cunningham. Varios artistas adoptan una perspectiva militante, como Ming Smith, cuyas fotografías muestran a afroamericanos sin revelar siempre sus rostros, recordando la lucha de estos últimos por el reconocimiento. Zanehe Muholi destaca, a través de sus contrastes entre blanco y negro, la experiencia específica de las personas LGBTQIA+ en Sudáfrica.
La cama parece estar íntimamente ligada a la estructura familiar tradicional. Desde los comienzos de la fotografía, era frecuente en fotos funerarias y en la pornografía. Las aproximaciones fotográficas a la cama están marcadas por muchas referencias a otras artes, como en el caso de Lola Álvarez Bravo, que captura a su amiga Frida Kahlo a través de su reflejo en un espejo sobre la cama donde pintaba sus autorretratos. La cama también aparece como un lugar de trabajo para las mujeres en las imágenes de Lee Miller, quien inmortaliza a la escritora Colette.
Una aproximación más experimental se ve en Sophie Calle, quien en 1979 fotografió cada hora a las 28 personas que se sucedieron en su cama y les sometió a un cuestionario.
La variedad de enfoques a la cama en un siglo y medio de fotografía, precisada por Clara Bouveresse, recuerda hasta qué punto la fotografía no solo puede describir realidades sociales, sino que también puede hacerse eco de reivindicaciones y contribuir a reinventar un objeto cotidiano a menudo visto como banal.
Clara Bouveresse – Fotografías al salir de la cama
Editor: Actes Sud, colección Foto Poche
13,90 €, 144 páginas, 12,5 x 19 cm
Comprar el libro: Actes Sud / Fnac