Eric Bouvet: un alpiniste de la photographie
Éric Bouvet es un apasionado fotógrafo alpino que se alejó del fotoperiodismo y se enfocó en capturar sus aventuras en la montaña con una cámara de gran formato. Sus imágenes abstractas en blanco y negro, al borde de lo pictórico, se destacan entre una larga tradición de fotógrafos alpinos, ofreciendo una nueva mirada estética.
Del fotoperiodismo a la fotografía artística
Después de años dedicado al fotoperiodismo, Bouvet se encontró en la necesidad de explorar nuevas posibilidades fotográficas cuando la crisis de la prensa y la llegada del mundo digital comenzaron a amenazar su carrera. El resultado fue un cambio hacia una fotografía más personal e íntima, que incluía retratos, documentales y fotografía contemporánea. «Un trabajo fotográfico es un medio para informar», sostiene.
El reto de la fotografía en la montaña
Un trabajo personal de Bouvet que se destacó en la Galería Polka fue «Elevaciones», una serie de fotografías tomadas con una cámara de gran formato sobre el Mont-Blanc. Bouvet se esforzó por crear una obra única, que recordara a los fotógrafos alpinos de la década de 1850, utilizando papel en lugar de la tecnología digital, lo que le permitió capturar la belleza de la roca y el hielo con una gran textura y una sensibilidad más artística. «Si esto fuera rentable, habría más personas haciendo este tipo de trabajo», bromea Bouvet.
Aprendiendo del pasado
Bouvet admira a los grandes fotógrafos de la década de 1950, quienes han influido en su forma de mirar y crear imágenes. La utilización de la cámara de gran formato le permite trabajar de forma diferente y enfocar su arte en la belleza de las imágenes en sí mismas, no solo como un medio para la comunicación periodística. «Realmente se trata de encontrar soluciones para continuar», dice Bouvet.
Un peligroso trabajo alpino
Trabajar como fotógrafo en la montaña puede ser peligroso, pero Bouvet encuentra en este riesgo una emoción especial. Arriba de 2500 metros, no hay verdor, ni hierba, ni árboles, solo un ambiente de desafío constante. «Allá arriba no hay seguridad», advierte, y añade que además de las impredecibles condiciones climáticas, también existe una sensación de respeto por el material y la fuerza de la montaña.
Un primer recuerdo fotográfico
Bouvet recuerda que su primer acercamiento a la fotografía fue a través de la televisión: el alunizaje del Apolo 11 en 1969. Con su pequeña pantalla en blanco y negro, mostraba al mundo entero esa hazaña de la humanidad. «Fue de una fuerza increíble», comenta emocionado.
Un futuro en la costa
Con su próxima obra pretende alejarse de la montaña y acercarse a la costa, para continuar ampliando su visión y trabajo artístico. Bouvet siempre se esfuerza por crear un impacto visual impactante, y con su compromiso con el respeto al material y la tradición, su estilo fotográfico seguirá evolucionando y sorprendiendo al público.